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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Sin despedidas

Ella lo observaba con curiosidad, por ratos apartaba la vista de él y miraba el marco de la cama para disimular la sensación de estar dividida. Una parte de ella estaba ahí escuchándolo, asintiendo con la cabeza, sonriendo y soltando comentarios ocasionales. La otra divagaba en recuerdos, se esforzaba por traer de vuelta a la mujer enamorada que antes se derretía con el roce del hombre que estaba a su lado, la entristecía ver que era cada vez más difícil traer los buenos recuerdos de vuelta y que todo aquello que escuchaba su otra mitad no sumaba ni restaba nada en ella. Además de que estaba enterada de varias de las cosas que él contaba, había algo que simplemente no causaba reacción en ella, lo miraba y se sonreía pensando que hace un año hubiera montado en cólera por los celos y que ahora en cambio escuchaba cada palabra con curiosidad, completando esa parte de la historia que no sabía. Su sentimiento de ausencia dentro de ese cuarto de hotel la perturbaba, no sabía si debía e

Se me perdió otra vez

Señoras y señores: se me perdió el celular, OTRA VEZ.  Si hay un defecto que me define es seguramente el de ser despistada, olvidadiza y muchas veces descuidada. He perdido un gran número de cosas a lo largo de mis 21 años, yo sé que todos en algún momento hemos perdido u olvidado algo pero lo mío ya parece una patología. Mi madre cansada de escuchar siempre todas las cosas que he perdido me dijo alguna vez: ¿Por qué no te pierdes tú de una vez? Aquellos que recién me conocen normalmente me dan palabras de aliento y consolación cuando son testigos de alguna pérdida, pero de aquellos que ya han compartido lo suficiente conmigo como para darse cuenta de mi problema normalmente recibo recriminaciones, sermones, mentadas de madre, etc. Muchas veces he tenido la impresión de que compro cosas exclusivamente para los asaltantes ocasionales que me tocan o para regalarlo a alguien con buena estrella para encontrar las cosas que dejo por ahí. Tengo una lista interminable de cosas q

Mi Lista Feliz

Tomo una galleta "Casino" de menta, la abro, con mi lengua quito toda la crema de menta, trozo cada tapita de galleta en pequeños pedacitos que voy poniendo en mi tacita celeste y luego como pedacito por pedacito. Hago lo mismo con las otras 4 galletas del paquete, así duran más. Tengo 4 años y aún vivo en casa de mi Avita. Leo una revista o un libro echada en el sillón de la sala, mi gato está durmiendo en mi barriga y ronronea haciéndome cosquillas. Tengo 5 años. Los sillones de la abuela siempre fueron muy cómodos y mi barriga siempre fue el sitio preferido de Puski. Mamá dobla la ropa y de fondo la radio, Ritmo Romántica, ella tararea y es tan bueno verla tranquila. La Avita y mamá hacen tamales los sábados en la noche, yo me siento entre las dos e intento ayudar, sus conversaciones parecen de una sabiduría infinita. Tengo entre 4 y 5 años.  Alisto un block de hojas blancas, plumones y un lápiz. Voy al parque, me recuesto en una banca y empiezo a observar. Te enc