Soñé que me me mataban y vi dos segundos a los ojos serenos de aquel que me dio un tiro entre ceja y ceja. Soñé que me desangraba y escuché los gritos y el llanto de alguien a mi lado, alguien que me estrechaba como si su calor fuera a devolverme a la vida.
Soñé que la vida se me iba lentamente y que de mi cuerpo salían como flechas pequeños papelitos que llegaban a aquellos que amo. Pensé que cada uno recibiría un papelito y lo abrirían todos al mismo tiempo, como si mi muerte los uniera en espacio y tiempo. Como si todos hubieran sido convocados por mi en un sala y yo los recibiera con ese papelito y contara uno,dos,tres .. pueden abrirlo: "Me morí" diría el papelito.
Y entonces pensé en sus rostros, en el temblor de las manos de unos, en la primera lágrima en los ojos de otro, en ese mover de un lado a otro la cabeza como si eso negara lo que ya ha ocurrido. Pensé en todas las reacciones posibles que la muerte puede traer ,¿Habrá gente que se ríe?, pensé y me reí yo también.
Pensé en el arrepentimiento, en el "debí escribirle", en el "maldito orgullo". Pensé que muerta no tendría tiempo para arrepentirme, para preguntar, y egoístamente dejaría a los otros con la carga de pensarlo por mi. Soñé en la posibilidad de que todas esas personas leyeran el papelito y se encogieran de hombros como si mi vida (o mi muerte) no significara nada para ellos, pensé que quizá mi ego me hacía pensar en su tristeza cuando la tristeza era la mía por dejarlos. Porque uno realmente no sabe cuánto significa para otra persona, sólo puede saber qué significa esa persona para uno. Porque antes que esperar que nos demuestren amor, quizá sea bueno sacarlo uno primero aunque corras el riesgo de no ser bien recibido.
Soñé que moría y que no veía esa película de mi vida que dicen debería ver en un momento como ese. Solo me moría, mis sentidos captaban menos cada vez y me iba. Solo me iba.
Soñé que me moría y pensé que el sueño venía quizá de un pensamiento premonitorio. No me asusté, como nunca me han asustado todas esas posibles muertes que he visto en mi, pero hubo algo en este sueño que iba mas allá de mi juego. Pensé que debía despertar y no podía, soñé que el sueño no era un sueño y que mis reparos y pensamientos venían de mis últimos segundos en este mundo y que debía seguir pensando para no abandonarme, para no irme.
Soñaba que moría y desperté pensando en la oportunidad que me daba abrir los ojos a un nuevo día.
Soñé que la vida se me iba lentamente y que de mi cuerpo salían como flechas pequeños papelitos que llegaban a aquellos que amo. Pensé que cada uno recibiría un papelito y lo abrirían todos al mismo tiempo, como si mi muerte los uniera en espacio y tiempo. Como si todos hubieran sido convocados por mi en un sala y yo los recibiera con ese papelito y contara uno,dos,tres .. pueden abrirlo: "Me morí" diría el papelito.
Y entonces pensé en sus rostros, en el temblor de las manos de unos, en la primera lágrima en los ojos de otro, en ese mover de un lado a otro la cabeza como si eso negara lo que ya ha ocurrido. Pensé en todas las reacciones posibles que la muerte puede traer ,¿Habrá gente que se ríe?, pensé y me reí yo también.
Pensé en el arrepentimiento, en el "debí escribirle", en el "maldito orgullo". Pensé que muerta no tendría tiempo para arrepentirme, para preguntar, y egoístamente dejaría a los otros con la carga de pensarlo por mi. Soñé en la posibilidad de que todas esas personas leyeran el papelito y se encogieran de hombros como si mi vida (o mi muerte) no significara nada para ellos, pensé que quizá mi ego me hacía pensar en su tristeza cuando la tristeza era la mía por dejarlos. Porque uno realmente no sabe cuánto significa para otra persona, sólo puede saber qué significa esa persona para uno. Porque antes que esperar que nos demuestren amor, quizá sea bueno sacarlo uno primero aunque corras el riesgo de no ser bien recibido.
Soñé que moría y que no veía esa película de mi vida que dicen debería ver en un momento como ese. Solo me moría, mis sentidos captaban menos cada vez y me iba. Solo me iba.
Soñé que me moría y pensé que el sueño venía quizá de un pensamiento premonitorio. No me asusté, como nunca me han asustado todas esas posibles muertes que he visto en mi, pero hubo algo en este sueño que iba mas allá de mi juego. Pensé que debía despertar y no podía, soñé que el sueño no era un sueño y que mis reparos y pensamientos venían de mis últimos segundos en este mundo y que debía seguir pensando para no abandonarme, para no irme.
Soñaba que moría y desperté pensando en la oportunidad que me daba abrir los ojos a un nuevo día.
Comentarios
Publicar un comentario