Me escuché gritar como si se tratara de alguien más y sentí el dolor, la desesperación, el miedo y a alguien que suplicaba por dentro para que todo se acabe. Por alguna razón no lloré, sólo lancé ese grito que decía que no podía más. Pero sí pude, y aún me siento capaz de pelear lo que tenga que pelear para estar bien. Siempre he pensado que las cosas pasan por algo y que cada cosa mala es una oportunidad para aprender y así es como he estado tomando todo esto. Hoy me desperté sintiendo ese grito una vez más y supe que era hora de escribir, antes no me sentía lista, antes no encontraba las palabras pero ahora después de todo, sé que puedo dar este paso. Por un pequeño momento sentí que las fuerzas me abandonaban, por primera vez me sentí tan quebrada, tan vulnerable, que creí que nunca me iba a recuperar. Y me he vuelto a sentir vulnerable cada vez que ha sido necesario, cada vez que el dolor me ha paralizado, que algún recuerdo pasaba por mi mente y he abrazado esa parte de mi pa...
Un día cualquiera, por alguna razón que nunca entendí del todo, mi vida se detuvo. Mi hogar se convirtió en un refugio de ventanas cerradas y cortinas que nunca se corrían, las horas empezaron a pasar sin sentido y cada vez era más difícil saber si era de día o de noche. Dejé las clases, el trabajo y todo aquello que implicara que mi presencia sea conocida fuera de ese hogar-refugio en el que vivía, el contacto con el mundo exterior se frenó por completo. Mis amigos dejaron de serlo, nunca supe si intentaron tener señas del porqué había desaparecido, simplemente de un día a otro yo ya no existía más que en aquella casa. Y luego de esa casa vinieron otras, de pronto despertaba en un lugar distinto. No podía ver al exterior pero cada casa es distinta y yo podía reconocerlo. Leer se había convertido en mi único escape al mundo exterior, de alguna manera siempre había algo que podía leer. El contacto con mi familia se había resumido a compartir la mesa 3 veces al día, parecía que...